domingo, 5 de septiembre de 2010

control de parasitos internos y externos en mexico con doracmetina y vitaminas.

Las parasitosis representan como en todos los países un obstáculo para la obtención de los mejores resultados de rentabilidad en la producción ganadera en México, en especial en determinadas edades y estados fisiológicos críticos. Los parásitos internos gastrointestinales, además de competir por el alimento, y dañar la mucosa intestinal disminuyendo la absorción del mismo, son depresores de la inmunidad local favoreciendo la vía de entrada de agentes infecciosos, y también afectando el estado general con los mismos resultados. Coexisten con estos normalmente, ectoparásitos como ácaros, piojos, garrapatas y larvas de mosca que transmiten enfermedades y producen irritación y prurito además de anemia. Condiciones climáticas ideales para su desarrollo en los campos son fácilmente alcanzadas en diversas regiones mexicanas, con humedad y temperatura elevadas que favorecen la supervivencia de formas larvarias. Los géneros Ostertagia, Haemonchus, Cooperia y Trichuris, Nematodirus, Oesophagostomun, Trichostrongylus, y Moniezia se presentan con frecuencia como endoparasitosis intestinales en el ganado tanto bovinos, porcinos y ovinos. Dyctiocaulus aparece como el parasito pulmonar más común.


La lucha contra las parasitosis ha pasado por diversas etapas de evolución terapéutica, desde la era de los tratamientos orales de variado espectro para las parasitosis gastrointestinales, y los tratamientos externos de toxicidad elevada hasta nuestros días, en los cuales, contamos con principios activos endectocidas (término acuñado para productos con efecto dual para parásitos externos e internos) de dosis mínimas y seguridades cercanas al óptimo.

Dentro de este grupo de fármacos, se encuentra la doramectina, una avermectina con la que contamos desde hace unos años, que presenta una serie de aspectos diferenciadores dentro de su grupo para beneficio de los ganaderos y veterinarios. La doramectina es una avermectina que se obtiene por fermentación de una cepa genéticamente alterada (mutagénesis dirigida) de Streptomyces avermitilis, y ha sido utilizada con buenos resultados en el control de parásitos en bovinos, y también contundente la información publicada en los ovinos Eddi et al 1993, Sisodia et al. 1996, Ozer et al. 1997). Ha tenido excelente performance en ambas especies, así como en equinos (Dutton y col., 1991) y menores (Brockis, D. C. 1994. Otitis externa due to Demodex canis. Vet. Rec. 135 -464 p).

Alcanza un pico sérico de 26,3 ng/ml (vía S/C) y 25,4 ng/ml(vía I/M) manifestando una semivida de 112,2 horas (S/C) y 106,6 horas (I/M), detectándose concentraciones sanguíneas superiores a 0,5 ng/ml a las 800 horas (33,3 días) post-administración de 300mcg/ml (Gottschall, 1997). La favorable farmacocinética le confiere a la doramectina una persistencia terapéutica de, al menos 14 días (Eddiy col., 1999); lo que puede ser suficiente para controlar los 12 días que se estima que dura el ciclo de vida del ácaro de la sarna ovina de huevo a huevo (Soulsby, 1992), los 7 días que se estima que los huevos mantienen su incubabilidad, e incluso los 12-15 días que se considera que los ácaros mantienen su infectividad fuera del hospedador (O'Brien y col., 1994). Esto es válido para las presentaciones estándar para la mayoría de los parásitos, presentando disponibilidad plasmática por un período más prolongado que las ivermectinas siendo mayor en algunas presentaciones modificadas. La doramectina se concentra con mayor intensidad en la luz intestinal comparando con otros productos similares. Su efecto residual permanece hasta 30 días en relación con las dosis recomendadas. La dosificación es similar a las otras ivermectinas en las distintas especies. (Sumano López y Ocampo Camberos, 2000).

Doramectina demostró ser completamente biodisponible cuando es administrada por vía subcutánea e intramuscular (Gottschall, D. 1997). Aparece con un excelente comportamiento de protección contra las larvas parásitas de moscas que afectan al ganado así como para las infestaciones con garrapatas del género Boophilus hasta por 35 días.

Los estudios comparativos con Ivermectina redundan en resaltar la eficacia similar de ambos grupos farmacéuticos hasta el día 18 a 21 post tratamiento, siendo mayor la persistencia de los efectos en los sujetos tratados con doramectina luego de ese período y hasta los días 40-42 posiblemente por mayor vida media plasmática que se aumenta por manipulación química con solventes oleosos. (Muñoz F. y Col., Rev. Cien. En-Feb. 2008, Vol. XVIII N°001). Lo mismo ocurre en varios trabajos comparativos administrados oralmente en equinos. (Rubilar L. y col, Arch. med. vet. v.33 n.1 Valdivia 2001). La biodisponibilidad es relativamente mayor en los bovinos que en ovinos y cabras. (Botana, L. M. y col, 2002).

El daño intestinal provocado por los endoparásitos provoca secundariamente un síndrome de mal absorción manifiesto por cuadros multicarenciales, y adelgazamiento, anemia normocrómica y normocítica al comienzo que luego se cronifica. Aparecen mal estado de la piel, raquitismo secundario, trastornos reproductivos, y cuadros multicarenciales característicos.

Para estos cuadros clínicos secundarios a las parasitosis internas, hay trastornos asociados producidos por las externas que casi siempre conviven como fue expresado, en el mismo indivíduo. Esto agrava la desnutrición por el prurito en caso de sarna y piojos, así como la anemia en todos los casos.

Los tratamientos antiparasitarios por tanto no son suficientes para recuperar la salud de los epitelios, la piel, los huesos, los intestinos dañados, la sangre, los aparatos y sistemas. Se deberá dar un buen soporte nutricional, mineral múltiple e hídrico pero además a base de vitaminas que son claves para la recuperación. Estos micronutrientes orgánicos son esenciales en esta etapa más que en ninguna otra, y fundamentalmente son las vitaminas A, D, E y K sin desmedro de las demás.

La vitamina K normalmente no aparece como carencial en los herbívoros. Por lo que las más urgentemente recomendadas son:



VITAMINA A (RETINOL)

La vitamina A se acumula principalmente en el hígado pudiendo llegar a cantidades de hasta 3.6 g en vacas viejas.

Mantiene la estructura normal de los cartílagos y la integridad del tejido epitelial del cuerpo.

Es necesaria para el normal desarrollo de la estructura ósea.

Interviene en la síntesis de las hormonas esteroideas y de los mucopolisacaridos.



Carencias:

• Afecta performance reproductiva y crecimiento

• Disminuye la resistencia a infecciones.

• Ocasiona problemas en piel, ojos y sistema nervioso.



VITAMINA D (Colecalciferol)

Actúa en la absorción intestinal del calcio, favoreciendo su liberación a nivel óseo, así como la reabsorción del calcio y el fósforo a nivel renal.

Se distribuye principalmente en hígado (donde se la encuentra en mayor cantidad), pulmones y riñones.

Durante la gestación, la vitamina D pasa al feto, cubriendo las necesidades de este durante las primeras semanas de vida.

Necesaria para evitar o curar el raquitismo en los animales en crecimiento y la osteomalacia en los adultos.

La presencia de vitamina D es un factor crítico en el metabolismo mineral, especialmente en la relación del calcio y magnesio.



Carencias:

• raquitismo en animales jóvenes

• reducción de producción de leche en animales en lactación.

• fracturas óseas espontáneas

• falta de estro

• apariencia raquítica



VITAMINA E (Tocoferol)

Actúa como antioxidante de los tejidos en la prevención de la degeneración muscular, estimulando la absorción intestinal de la vitamina A.

Se distribuye en la mayoría de los tejidos, difunden la barrera placentaria y se distribuyen también en los tejidos fetales.

Mantenimiento de la función reproductora; prevención de la distrofia muscular y de la encefalomalacia.



Carencia:

• trastornos en sistema reproductor

• trastornos en sistema nervioso

• trastornos cardiovasculares

• alteraciones a nivel hematopoyético








CONCLUSIONES:

Las etapas críticas de la producción animal deben salvaguardarse de situaciones dadas por cuadros de parasitosis internas o externas de severidad variable, en especial en etapas de la vida de los animales de mayor vulnerabilidad, y pueden ser solucionadas con buen resultado mediante el uso de combinaciones adecuadas de antiparasitarios y nutrientes que colaboren en revertir el mal estado de los epitelios dañados y la recuperación rápida de valores hemáticos e inmunológicos para llegar al estado de homeostasis. El rol de las vitaminas en dosis adecuadas está muchas veces olvidado por el ganadero y pasa a ser un elemento clave en este proceso de recuperación, tanto del daño tisular como del apatito y estado general.

Del conjunto de vitaminas, los cuadros de carencia vitamínica puros no son frecuentes en el animal en estado fisiológico y nutricional normal. Pero sí son frecuentes y a veces difíciles de evaluar las carencias vitamínicas múltiples en especial de Vitaminas A, D y E cuando los animales están parasitados, y a su vez son estas vitaminas las que aceleran el proceso de recuperación para que la maquinaria del animal empiece rápidamente a ganar kilos, y producir más leche o optomizar estado general.

La desparasitación con un buen fármaco no alcanza como terapéutica óptima en estos casos, y es altamente aconsejable el uso concomitante de cantidades adecuadas de estos. Dentro de las medicinas antiparasitarias disponibles en México, las avermectinas no han sido superadas en cuanto a costo/beneficio y dentro de ellas, la Doramectina se muestra como un medicamento versátil, altamente potente y en algunos aspectos superior a las Ivermectinas. Queda a criterio del colega actuante el diseño de políticas terapéuticas adecuadas para cada caso.

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