viernes, 3 de septiembre de 2010

capacidad de los delfines

Los delfines son animales marinos que pertenecen a la familia de los Delphinidae y, a su vez, a la especie de los cetáceos odontocenos (que poseen dientes). Son animales acuáticos que suelen vivir en grupos habitando mares templados. A pesar de que vivan en mar abierto, pueden llegar a acercarse a la playa, pero nunca alcanzarán la orilla.

Características físicas:
Su forma corporal es aerodinámica y fusiforme así como su piel lisa pudiéndose deformar y absorber las turbulencias del agua. Esto hace que el delfín sea un animal ágil, veloz (55km/h) y adaptado a los ambientes acuáticos. Sus extremidades delanteras son aletas pectorales que los delfines utilizan para guiarse dentro del agua y, junto con la cola, para frenar.
El cuerpo del delfín tiene una longitud de entre 2,4 a 2,7 metros (pudiendo llegar hasta 3,7 metros para los delfines grandes) y pesa entre 190 y 260 kilos (más de 400 kilos para los delfines grandes). Su cuerpo tiene forma de huso, su cabeza es pequeña y su hocico alargado.
Estos animales están provistos de dientes que oscilan entre los 200 y 260. Éstos son puntiagudos y pequeños, y no facilitan la masticación de los alimentos, pero sí el agarre de su presa. De ahí que los alimentos que hayan engullido sean triturados por las robustas paredes de su estómago.
Estos mamíferos tienen los ojos muy separados, hallándose en cada extremidad de su boca. Pueden ver hacia arriba, hacia abajo e incluso detrás de ellos, pero no ven muy bien de frente. Por esta razón, los delfines emiten sonidos y reciben de vuelta un cierto eco que les facilita la localización, la dirección y estructura exacta de un obstáculo o una futura presa que refleja el sonido o produce el eco. Este fenómeno se denomina la ecolocalización. Estos sonidos que emiten parecidos a silbidos son de igual modo su forma de comunicarse entre ellos mismos. Ciertas investigaciones científicas demuestran que cada delfín posee su propio silbido, lo que le distingue de cualquier otro delfín. Sus ojos poseen unas glándulas que secretan una sustancia aceitosa que los lubrica y los protege así de los posibles desechos o bacterias que se puedan hallar en el agua.
Los oídos se sitúan a un lado de los ojos: son pequeñas aberturas muy discretas.
El delfín posee un respiradero que no percibe olores, situado en la parte superior de su cabeza . En efecto, éste sólo le sirve para respirar y se abre únicamente cuando está fuera del agua, de modo que estando sumergido, aunque el delfín abra la boca e ingiera alimentos, el agua no penetra en sus bronquios.
Los delfines poseen una espesa capa de grasa bajo la piel que les proporciona un aislamiento térmico que les ayuda a mantener su temperatura entre 35 y 36°C. Esta temperatura no depende de la que hay en el exterior.

Capacidad:
Los delfines aguantan entre 5 y 10 minutos debajo del agua. Renuevan hasta el 90% del aire de sus pulmones con cada respiración. Su peculiaridad es que duermen " a medias". Efectivamente, para descansar disminuyen su actividad y cierran un solo ojo. El otro permanece abierto, de modo que el hemisferio del cerebro que le corresponde está activo mandándole señales para ascender a la superficie del agua cuando el mamífero tenga que respirar, y hace igualmente que el delfín esté en alerta permanente. A esto se le llama letargo. En promedio un delfín suele vivir hasta los 40 años. Tristemente esta cifra se reduce a 7 años cuando este está capturado.

Comportamiento:
El delfín es un animal sociable que se mueve por grupos que pueden llegar hasta más de 100 delfines. Estas manadas en las que no hay líder son mixtas e incluyen a hembras, machos y más jóvenes. Este animal ocupa su día jugando, cazando peces o comunicándose con sus iguales. Es un animal muy solidario, por ello no es extraño verle ayudando a otros delfines o incluso a seres humanos (En 1949, en Florida, una mujer que estaba a punto de ahogarse fue llevada por un delfín hasta la costa).

Alimentación:
Los delfines son animales sumamente voraces que engullen toda clase de peces pequeños en grandes cantidades. Sin embargo, los delfines recién nacidos se alimentan de la leche materna. Los adultos comen aproximadamente de un 4% a un 5% de su peso corporal en alimento al día.

Reproducción:
La edad en que un delfín alcanza la madurez sexual varía. En promedio, los machos alcanzan la madurez sexual cerca de los 11 años y las hembras entre los 5 y los 7 años. Los órganos genitales están ocultos tanto en machos como en hembras. Ambos sexos tienen un ombligo y una hendidura genital. El delfín no tiene pareja constante, elige una nueva cada año.
Las hembras dan a luz cada dos o tres años. De cada embarazo sólo nace un delfín. La gestación de una delfín dura 12 meses y una vez nacido el bebé delfín se queda con su madre hasta los tres años. Durante este periodo, el delfín aprende técnicas de pescar y hábitos sociales. El bebé delfín sabe nada de forma innata.

Especies:
Existen varias especies de delfines. Entre ellas destacaré las más conocidas: el delfín común, el de morro de botella, el de Ganges, el de bandera blanca, y el delfín de Risso o Grampus.

Delfinoterapia:
Los delfines, son animales que pueden ayudar a personas, tanto con trastornos físicos como emocionales, de diversas maneras, ya que el delfín emite ondas ultrasónicas de distintos tipos, que circulan por todo el cuerpo de la persona tratada, y que operan beneficiosamente sobre el sistema nervioso. La delfinoterapia, puede ser aplicada en bebés desde los cinco a seis meses, no existiendo límites máximos de edad. Los pacientes están vigilados constantemente por el personal especializado, y además los animales empleados en estas terapias son dóciles, bien amaestrados y acostumbrados al contacto con personas. Los delfines mas utilizados, son los de la especie tursciops truncatus, conocidos coloquialmente como “nariz de botella”. Uno de los fenómenos más estudiados con relación a las terapias con delfines, es su potencial didáctico, especialmente en el aprendizaje de niños con síndrome de down, habiéndose observado que los pequeños con esta condición, que han interactuado con delfines, han aprendido de 2 a 10 veces más rápido que aquellos que no lo hacían, y que en un 50% de los casos, podían retener tales lecciones incluso un año después de la terapia.
Es tan prodigiosa la comunicación que estos animales pueden mantener con el humano que actualmente no sólo es posible tratar a personas con discapacidades psíquicas sino también a personas con discapacidades sensoriales, así como también personas en periodos de rehabilitación de adicciones tales como el alcohol o las drogas.

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